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No puede definirse de otra manera. El de éste año ha sido el Cervantes de la crisis. No ha habido premiado, no ha habido el tradicional premiador, y un buen número de españoles se ha quejado por la crisis.

Vayamos por partes. La entrega del Cervantes, permite año a año que nuestra ciudad limpie su cara especialmente en la zona centro. Sin embargo, el accidente del rey, así como la ausencia de el premiado de éste año, el poeta Chileno Nicanor Parra ha deslucido el acto. En cualquier caso, la presencia de los Principes de Asturias ha estado a la altura esperada.

No ha sido el mejor de los Cervantes, porque el trasiego de vehículos oficiales por el centro de la ciudad ha sido muchísimo menor que en ocasiones anteriores. Escaso también ha sido el número de académicos de la lengua que se han dado cita éste año en nuestra ciudad para presenciar la entrega del más alto galardón de las letras españolas.

Hasta ahora la crisis de premiados y premiadores. La crisis ciudadana se ha vivido en la plaza de Cervantes. A primera hora de la mañana, la ciudad se despertaba con instrucciones precisas para que las huestes de los empleados municipales, quedaran acantonadas en el Parque municipal de servicios. A estas alturas de la película todo el mundo sabe que se está negociando un nuevo convenio colectivo, y el negociador por parte municipal, Javier Vázquez, precisamente tiene su despacho en el citado parque.

Sin embargo, pasadas las 9.30 de la mañana, y ante una fuerte presión, el Ayuntamiento se desdecía y permitía que los trabajadores municipales realizasen su habitual día a día, día a día que se ha convertido en una concentración de cerca de una centena de trabajadores – todos ataviados de amarillo-, frente a las puertas del consistorio. Según informa Alcala Digital, la protesta ha quedado minimizada por la fuerte presencia policial, que ha impedido a los trabajadores municipales seguir la comitiva.

En resumidas cuentas ha sido un Cervantes diferente, que no será el más recordado en la historia de éste premio.